lunes, 29 de octubre de 2012

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Jordi Sierra i Fabra | 24/10/2012
Carta de Jordi
El autor responde a los comentarios recibidos en El Tiramilla y Off the record
Viendo estos días la polémica generada por dos textos míos en dos foros de Internet, me gustaría intervenir para matizar mis propias declaraciones. Lo peor que le puede pasar a uno es querer hacer las cosas bien y que le salgan mal, o que no le entiendan, o las dos cosas. La polvareda y la polémica desatadas me han confundido y preocupado, pero no soy de los que escurre el bulto. Si algo se hace mal, o ha salido mal, hay que afrontarlo. Creo que soy de los pocos autores con contacto vivo y directo con vosotros, y no sólo por la Fundación, la revista La Página Escrita o el Premio Literario. Mi casa siempre ha estado abierta para quien quiera hablar conmigo. Quizás mi primer error haya sido creer que me conocíais lo bastante y entenderíais mis palabras sin dramatismos. No ha sido así. Lástima. Soy apasionado, exactamente como lo sois los que estáis ahí, al otro lado. Lo que más me ha dolido ha sido la duda de un buen camarada poniendo en duda mi compromiso con vosotros/as. Claro que intento protegeros, aunque supongo que no soy nadie para hacerlo y punto. Desde que tuve la idea de crear un premio y una Fundación para respaldaros, me comprometí para siempre a defender vuestros sueños.
Bueno, por más escritor que sea me cuesta encontrar las palabras para tratar de expresarme. Siento no haberlo hecho mejor en esos dos artículos. Mea culpa. Ya he decidido no volver a escribir para no levantar polvaredas tratando de “ayudar”, porque está visto que no lo he conseguido.
Vayamos por partes. El artículo en el que hablaba de las autoediciones.
Lo único que pretendía con este artículo era alertaros del peligro que se corre con la impaciencia. Y sé de qué me hablo. Os pedía prudencia, cautela, que no tuvierais prisa, exactamente lo que les he dicho a los ganadores de mi premio estos siete años pasados y a muchos finalistas. Una amiga mía cayó en la trampa de pagarle seis mil euros a un falso editor por editarle su libro. Luego le sacó dos mil más para hacer publicidad ya que el libro “parecía tener muy buena acogida y le faltaba un empujoncito”. Finalmente le sacó tres mil euros más cuando le dijo que iba a destruir o saldar el resto de ejemplares porque “inexplicablemente”, no se vendían, y ella los compró para que no se perdieran. Exactamente hablaba de eso, no de cortaros los sueños ni de que no os autoeditéis. Otra cosa es que crea que la impaciencia no es buena, que tenéis que luchar por la excelencia, que se os pague por un libro porque con eso os sentiréis escritores, y eso se consigue con tiempo. De verdad no entiendo el revuelo causado por mi texto, que se ha tomado por el lado opuesto, como si os frenara. Insisto: hablaba de que tengáis cuidado, nada más. ¿No me expresé bien? Lo siento. Más aún, si alguien se ha sentido ofendido, pido perdón, de corazón. Muchas veces el tono en que se escribe algo no es el mismo con el que lo percibe el lector, y yo tengo fama de explosivo. Pero siempre digo las cosas con el corazón y una sonrisa. Y repito lo de antes: fallo mío por pensar que la mayoría me conocéis bien. Falsa presunción.
Segundo tema: los blogs.
Yo con esto aluciné bastante viendo lo que algunos/as decíais.
Estos días se ha publicado una novela mía titulada “Sólo tú” que escribí hace 4 años. En ella la protagonista es una bloguera. Es decir, ya hace 4 años yo les daba un papel capital a los blogs. En el nº1 de La Página Escrita hay un listado de blogs que conozco porque los apoyo y creo en ellos. Tengo amigos y amigas blogueros. Es más, los blogs SIEMPRE me han tratado muy bien. Y es por eso, precisamente, porque nadie puede sospechar de mí, que me creí en el deber de alertar del peligro de la simplicidad en que puede acabarse. Estamos llegando a una reducción de la cultura circunscrita al simple “me gusta” y “no me gusta”, y eso puede llegar a ser alarmante. Yo habla de “formación”, de rigor, de que para hablar del trabajo de un escritor, pintor, escultor, músico, que se ha tirado un tiempo para crear una cosa, lo menos que hemos de exigirnos es seriedad. Nada más. Si esto ha causado otro revuelo, lo siento. Y si no me expresé bien, repito lo de antes: pido perdón. Es obvio que no supe explicarme y que lo que decía como amigo se ha tomado casi como una afrenta. Pero fijaos que escribí ese artículo en un blog nuevo, no de tapadillo o en una revista. Lo hice dando la cara porque “creía” que entenderíais el quid de la cuestión.
En serio, chicos, chicas, ¿pensáis de verdad que una persona que cada año da 3000 euros de su bolsillo a una joven promesa de la literatura, que consiguió en su día que SM editara el libro, que consiguió que se entregara el premio en la misma fiesta del Barco de Vapor y el Gran Angular, que se gasta los ahorros en dos Fundaciones a ambos lados del Atlántico tratando de que la gente escriba, y que acaba de publicar una revista gratuita metiendo en el ajo a un montón de gente, de verdad, repito, podéis dudar de que esa persona os apoya? ¿En serio?
Hay un tercer tema que os ha mosqueado. El empleo que hago de la palabra “quinceañera”. Otro error por mi parte. Los que me conocen, insisto en ello, saben el valor que doy yo a esa palabra y lo mucho que he defendido siempre la pasión de los 15 años, edad que, para mí, marca un punto de inflexión en la vida de muchas chicas. ¡Pero cómo voy a hablar mal de mi gente! Hace 35 años, cuando co-fundé Super Pop, recibí un sinfín de palos por hacer una revista “para fans”. Palos duros. Yo defendí tanto el papel de la fan, que incluso escribí una novela reivindicativa, “Las fans”. Mi casa está siempre llena de esas “quinceañeras” que vienen a verme y con las que siempre charlo una hora y luego regalo libros. Y eso ha sido así desde hace más de 30 años. Así que vuelvo a la pregunta, ¿de verdad creéis que hablaba en sentido despectivo? Pues si es así, tercer error por mi parte, última metida de pata y de nuevo, perdón, perdón, perdón. Lo siento. ¿Me hago el harakiri? (Y que conste que escribo esto sonriendo, no en plan dramático.)
Mantengo constante contacto con mi gente a través de foros como la Generación Jordilauriana o el Foro de Laura Gallego, en el que tengo varios apartados. Que yo sepa, el buen rollo ha sido siempre lo mejor. La polémica me ha pillado a traspiés porque considero que es injusta viendo mi trayectoria. Otra cosa es que siempre haya gente cabreada o a la que no le gusten mis libros. Eso vale. No sé dónde he leído que “Campos de fresas” se vende tanto porque SM obliga a ponerlo en los colegios. ¡Ya querría SM o cualquier otra editorial tener esa fuerza!
Hice dos artículos creyendo que os ayudarían y casi me echáis a los leones. Muchos sabéis mi historia, porque hice dos Fundaciones, el premio o la revista. Sabéis lo que pasé para mantener mi sueño contra mi padre y mi escuela, y lo que hice para publicar. Intento que entendáis algunos aspectos de todo esto, nada más, porque la mayoría me dice siempre que estáis solos, que no tenéis a nadie con quien hablar de ello salvo los amigos, que tampoco tienen mucha idea del tinglado. Incluso para concursar en mi premio hay cada año largas sesiones en los foros sobre qué letras usar, qué interlineados, etc. Porque es un mundo nuevo en el que estáis entrando. Ray Bradbury decía que los que conocen la vida han de ayudar o compartirla con los demás. Es lo que intento hacer, por lo que veo, con bastante mala fortuna. ¿Tenía alguna necesidad de crear un premio, una revista, las Fundaciones…? No, pero pensé que era necesario. Viendo lo que se ha escrito sobre mí, ahora estoy desconcertado. Pero en lugar de callar aquí estoy, dando la cara.
No sé qué más decir. Escribo esto desde Colombia, donde me ha pillado el lío. Lo mejor será que, desde ahora, me limite a mis novelas. Siempre tendréis la puerta de mi casa abierta para lo que necesitéis, pero de viva voz. No sé si esto volverá a levantar ríos de tinta pero, sinceramente, espero que no, y que las aguas vuelvan a su cauce.
Suelo acabar cosas así diciendo “os quiero”.
Así que os quiero.
Jordi

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